Menores de 40 años, los que más decidieron irse, revela análisis del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos.
Desde que el Dane comenzó a monitorear las cifras a mediados de los años 90, la migración de colombianos no había sido tan alta como en 2022, año en el que fueron superados todos los récords con la salida sin retorno de 547.000 connacionales, que tuvieron como principales destinos Estados Unidos, Chile y México.
Así lo señala el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac, en un estudio con base en información de Migración Colombia, sobre la salida y entrada de colombianos, y estimaciones de la División de Población de las Naciones Unidas, que muestra esa pérdida de población.
Jorge Restrepo, director del Cerac, afirma que, “de tiempo atrás, vivir en Colombia es más difícil cada vez… y desesperanzador”, en especial para los jóvenes.
La migración de colombianos en 2022 resultó ser 2.7 veces más que la que venía presentándose, en promedio, desde 2012, con algo menos de 200.000 viajeros por año; asimismo, fue 1.9 veces más que las 282.000 salidas que, por igual, se registraron en 2000 y 2001, cuando el país vivió la crisis económica y de seguridad en el gobierno de Andrés Pastrana.
Restrepo detalló que “la disparada récord de las cifras” comenzó desde marzo de 2021, una vez pasó el primer pico de la pandemia de Covid-19 y en el país hubo mayor disponibilidad de vacunas.
En efecto, en 2019 un total de 268.000 colombianos se fueron; en 2020, debido a la emergencia sanitaria mundial, la cantidad de emigrantes cayó a -23. Sin embargo, al año siguiente comenzó a crecer, tanto que los registros llegaron a 279.000 y en 2022 alcanzaron los 547.000 ya mencionados.
“El aumento de la emigración entre 2021 y 2022 fue del 95%”, subraya el director del Cerac.
El análisis del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, en el que además de Restrepo, doctor en economía, participó la economista Marlene Achury, destaca que los jóvenes son los que más se están yendo del país: “el 35% de los migrantes nacionales está entre los 18 y 29 años; el 23% tiene más de 30 y menos de 40 años y el 19% es menor de edad”, y subraya que “no hay diferencia significativa entre mujeres y hombres colombianos que migraron” en ese flujo histórico.
¿Por qué se van los jóvenes? Restrepo considera que, así como hay más oportunidades de educación universitaria, técnica o tecnológica, la falta de oportunidades laborales de calidad y verdaderamente rentables incide en que ese grupo poblacional decida emigrar. No ven un mejor futuro; no ven una “oportunidad de ascenso social y económico”, como lo lograron sus padres o abuelos.
Para el Cerac, el aumento de la migración de jóvenes colombianos es una “enorme pérdida de capital humano y potencial productivo para el país”.
Señala que, si bien en términos demográficos la migración reciente de venezolanos con doble nacionalidad compensa la salida de colombianos, el asunto de fondo es cualitativo, porque “la diferencia entre el nivel educativo, experiencia y capital entre una y otra población migrante apunta a que hay una gran pérdida neta, en el corto plazo, para Colombia”.
¿Además de la falta de oportunidades laborales estables y valiosas para los jóvenes, quienes se están yendo del país lo hacen acaso por la incertidumbre política, la hostigante polarización y la inseguridad que crece en las ciudades?
Restrepo explica que al ser un análisis descriptivo no profundizaron hasta esos escenarios, empero opina, de manera tajante, que quienes se van lo hacen por lo atractivo que hoy resulta trabajar en el exterior ante la devaluación del peso.
El director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos considera que las soluciones a esta situación migratoria no sólo deben estar en cabeza del Gobierno Nacional y los territoriales, que deben trabajar en políticas de desarrollo que permitan la creación de “empresas rentables y sólidas”, con el objetivo de conquistar mercados internacionales, sino que en ellas deben participar el sector empresarial, ofreciendo los empleos que necesitan los jóvenes, y las universidades, públicas y privadas, con una educación dirigida más a la competitividad y la productividad.
Buscar las soluciones a este fenómeno social debe ser prioritario porque, de acuerdo con las estadísticas migratorias del presente año, sigue aumentando el número de quienes toman la decisión de irse. En enero de 2023 creció 2.3 veces frente al mismo mes en 2022.Esto indica que “un escenario de desaceleración económica podría acelerar esta tendencia migratoria”, alerta el Cerac.