En Soledad, el concejal Bryan Orozco denuncia irregularidades en un contrato de 2021 por $3.126 millones.
Por José Granados Fernández
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Los salones de clases abiertos, al estilo de quioscos campestres, fueron emparapetados con las maderas y las láminas de Eternit viejas, sin importarles que tenían comején o estaban agrietadas; los andenes construidos para evitar las inundaciones se están hundiendo y la prometida Sala de Informática no existe.
Eso fue lo que encontró 30dias.co en el colegio de la Isla Cabica, Soledad, una sede anexa a la Institución Educativa Josefa Donado, donde estudian 75 niños, a la que hoy puede llegarse a través de un carreteable deteriorado; cuando el río Magdalena crece solamente se llega o se sale en canoas.
“Se robaron toda la plata”, afirma, sin tapujos, el concejal Bryan Orozco cuando inspeccionaba lo que debía ser el salón de computación prometido en 2021, con bombos y platillos, por la administración del ex alcalde Rodolfo Ucrós.
Orozco denuncia que las obras formaban parte del contrato SG-LP 01-2021-003 por $3.126 millones, para el “Mantenimiento, reparación y/o habilitación de las unidades sanitarias y dotación de materiales e insumos para la preparación y atención del servicio educativo de las instituciones educativas oficiales del municipio de soledad en el marco de la pandemia del Covid-19”, firmado por la Alcaldía con el Consorcio Técnico Soledad, el único proponente.
En representación de Soledad firmó la ex secretaria general Amalfi Gaviria Ramos —recientemente la Procuraduría General la destituyó e inhabilitó por 8 años por irregularidades en la compra de alimentos para atender la pandemia— y por los contratistas lo hizo José Garzón Pezzano.
30dias.co revisó el contrato en el Secop, Sistema Electrónico para la Contratación Pública, donde todas las entidades deben registrar la contratación realizada con dineros oficiales, pero no encontramos en qué colegios iban a hacer las obras y mucho menos qué clase de trabajos harían en cada uno de estos. La Alcaldía sólo publicó una lista general de lo que debía hacer el contratista.
Los anuncios de lo que iban a hacer
El contrato fue firmado el 21 de mayo de 2021, con un plazo de ejecución de 6 meses.
Sin embargo, ocho meses después de firmado el contrato, la secretaria de Educación, Aida Ojeda, designada supervisora del contrato, seguía dando declaraciones y hacía anuncios sobre las obras.
El 26 de enero de 2022, en Facebook, en un video en la sede de la escuela de Cabica, la funcionaria decía que estaban haciendo “el mejoramiento de todas las instituciones educativas para el regreso a la presencialidad”.
Explicaba que en la isla realizaban un “trabajo grande”, que desde noviembre habían contratado el cerramiento de la escuela y destacaba que estaban “adecuando los quioscos (salones) que hoy tiene: se van a alzar por el tema de la inundación; se va a trabajar la parte eléctrica; se van a construir 4 baterías sanitarias más, tienen 4 que se están adecuando; se le va a hacer el tanque aéreo, porque no tienen para el agua, y se va a construir una Sala de Informática y una sala adicional”.
Más mentiras que obras
26 meses después de los grandilocuentes anuncios de Ojeda, 30dias.co encontró en Cabica que muchas de las cosas anunciadas para su colegio no se cumplieron, y si las hicieron distan de ser obras en las que hayan invertido la millonaria suma contratada para los “trabajos grandes” que anunciaba la funcionaria.
Para la Sala de Informática construyeron un cuarto que no tiene energía ni conexiones para internet. “Será que van a comprar computadores que funcionan con señales de humo”, dijo, con sorna, un vecino de la escuela.
“En las paredes abrieron las canales para meter las redes, pero todo lo dejaron sin terminar”, detalló un conocedor en temas de construcción que asistió la visita.
Explicó que construyeron ocho columnas, pero no les hicieron “vigas de amarre” para soportar el techo. Tanto así que están usando un gato metálico para sostener una de las vigas centrales; además, al parecer, a las columnas no les hicieron una buena cimentación, sin las zapatas, y se están desprendiendo del piso rústico.
En el remedo de Sala de Informática, que hoy sirve de bodega para almacenar pupitres dañados, los constructores utilizaron maderas viejas para las vigas del techo, cuando se supone era una obra nueva.
Deterioro avanzado
Ojeda anunció que los quioscos los iban a alzar para evitar que se inundaran en invierno. Lo hicieron, pero todo el material utilizado fue el que ya existía: maderas viejas, incluso con comején; a unas vigas viejas les pusieron platinas metálicas para “entablillarlas”; instalaron las viejas láminas de Eternit y las pintaron de blanco por debajo, pero por arriba se ven que son reutilizadas.
La vieja cocina la dejaron en una zona inundable. Una de las vigas de madera de su alar se partió y tuvieron que ponerle una estaca larga para sostener el techo. Los niños entran y salen de esas instalaciones.
Las zonas peatonales para ir de un salón a otro se están hundiendo también por mala cimentación.
El contador de la luz no fue reubicado y toda su conexión, con su peligrosa carga eléctrica, está al alcance de los niños. Del medidor cuelga un enchufe que tiene una precaria conexión, en la que la cinta aislante está deteriorada.
Por fuera, las baterías sanitarias muestran una acelerada humedad. “Usaron estuco, que es más barato, y no enchape. Por eso se está descascarando todo”, fue la explicación técnica.
Aunque la secretaria Ojeda anunció que iban a instalar un tanque elevado para el agua, los estudiantes tienen que utilizar los inodoros y los orinales con agua que con un pote sacan de un tanque de almacenamiento.
“No tenemos agua potable; esta agua es amarilla”, se quejan alumnos y profesores.
En el salón abierto de los alumnos mayorcitos el profesor tuvo que poner un plástico negro, que hace las veces de cortina, para guarecerse del sol.
“Este sistema de aulas no es de lo mejor”, llamaron la atención los docentes. “Si bien son abiertas para permitir una ventilación permanente, son antitécnicas, porque cuando en algún salón hacen una actividad lúdica o los alumnos hablan fuerte, todos los demás se distraen”, explicaron.
Documentos engañosos en el Secop
¿Sobre este contrato, la Alcaldía de Soledad pretendió engañar a los entes de control?
La pregunta se desprende de algo insólito en la documentación que la administración del alcalde Rodolfo Ucrós cargó en el Secop.
Extrañamente, el último documento registrado en esa plataforma, el 2 de junio de 2022 a las 2:45 pm, sobre la licitación pública SG-LP-001-2021-003 de Soledad es el Acta Final de Obra de un contrato del municipio de Hatonuevo, La Guajira, referente a unas aulas etnoeducativas para la comunidad indígena.
También es extraño que Soledad haya publicado en el Secop una segunda Acta de entrega Final de Obras de un contrato del colegio Juan Pablo VI de Puerto Libertador, Córdoba.
Es decir, legalmente no se sabe cuándo el Consorcio Técnico de Soledad terminó el contrato que debía supervisar la secretaria Aida Ojeda, cuyos jefes políticos son el diputado Sergio Barraza y el ex concejal Rodrigo Martínez, por los repartos burocráticos y contractuales que hizo Ucrós entre los aliados políticos de su cuñado y ex senador Eduardo Pulgar Daza, condenado por la Corte Suprema.
Aida Ojeda sigue siendo la secretaria de Educación en la administración de la alcaldesa Alcira Sandoval, heredera política de Ucrós.
Corrupción y concierto para delinquir
“Todo esto que vemos aquí es, simplemente, la inoperancia, la corrupción, que es lo que tiene realmente a la sociedad colombiana en la pobreza; aquí se palpa el robo de los recursos de la educación”, afirmó el concejal Bryan Orozco, quien fue hasta Cabica luego de recibir las denuncias de habitantes de ese distante territorio.
Enfatizó el dirigente político que lo sucedido con el contrato millonario es parte de “un concierto para delinquir”, que debe ser rechazado por todos los soledeños.
Orozco recordó que lleva años “denunciado cómo se roban los recursos en Soledad en materia educativa, no solamente en el tema infraestructura, sino con las becas”, por lo que lamentó que “en este país se hacen denuncias, pero nunca pasa nada. Ni la Fiscalía ni la Procuraduría ni la Contraloría, nadie hace nada; veremos que esto queda sólo en un reporte periodístico”.
Pidió que haya una investigación para que a los responsables les “apliquen un castigo con mano fuerte”, y cuestionó a los que de manera ilícita se apropian de los recursos de la educación. “¿A quiénes están perjudicando?, pues a las nuevas generaciones: si estos niños no se educan, sus hijos y sus nietos tampoco se van a educar, entonces, vamos a continuar en la sociedad soledeña y colombiana con ese círculo perverso de pobreza, pobreza y más pobreza”.