El accionar de las bandas criminales es el mayor reto que enfrenta la ciudad.
Las cifras de los crecientes hechos de violencia e inseguridad en Barranquilla dejan al descubierto un mapa con seis corredores que concentran el mayor número de asesinatos por el enfrentamiento de organizaciones delictivas que pelean el multimillonario negocio del microtráfico, el envío de drogas al exterior, el despojo de tierras y las extorsiones, entre otras actividades delictivas.
Así lo muestra un documentado análisis elaborado con estadísticas de Medicina Legal y la Policía Metropolitana, y el conocimiento en terreno de lo que explican las comunidades que viven en medio de hechos violentos.
“No es algo que haya surgido recientemente; desde hace 40 años, es un escenario de violencia activo, en constante transformación, con la participación de actores criminales que han ido cambiando”, afirma Arturo García Medrano, ex personero de Barranquilla, responsable del más completo estudio de la violencia local.
Luis Trejos, investigador y profesor universitario, considera que deben revisarse las medidas que por años se han tomado para diseñar estrategias con el fin de no repetir las que no han dado resultado y definir otras que se anticipen al actuar criminal.
Audio: Hay que abrir la discusión, opina Luis Trejos
Entre 2018 y 2022 en Barranquilla hubo 1.704 asesinatos, la gran mayoría de ellos integrantes o personas cercanas a grupos delictivos.
El mapa de las muertes elaborado por García con cifras oficiales señala los sitios donde fueron cometidos ataques sicariales; en esas estadísticas confluyen datos de otros delitos de alto impacto como atracos a mano armada y extorsiones, cada día más comunes en esta capital.
Otro fenómeno identificado es el despojo o la ocupación violenta de grandes extensiones de tierras, en límites entre Barranquilla, Galapa y Tubará, en la que intervienen estructuras relacionadas en el pasado reciente con el paramilitarismo y el tráfico de drogas hacia el exterior.
El primer corredor de la muerte se concentra en el sector de la Carrera 17, entre Barranquilla y Soledad, desde La Luz, La Chinita, Primero de Mayo, Pasadena, Las Placas y El Ferry. En un comienzo, allí operó la subestructura de ‘Los 40 Negritos’, que terminó transformándose en la banda ‘Los Papalópez’.
Contiguo está el corredor Centro – Barlovento – Vía 40 – Las Flores, objeto de cruentas disputas que han aumentado la criminalidad en los últimos años con dos masacres: la de Las Flores, en septiembre de 2022 cuando asesinaron a seis personas, y la del barrio Villanueva, el 19 de marzo pasado, en la que mataron a cuatro lugareños, de acuerdo con las autoridades en medio los enfrentamientos que libran Jorge Eliécer Díaz, alias ‘Castor’, cabecilla de la banda ‘Los Costeños’, y Digno José Palomino, jefe de ‘Los Pepes’.
Por su conectividad con la zona portuaria, se trata de un “corredor estratégico” para el acopio de cocaína y la contaminación de barcos que llegan al puerto local.
Para el investigador y académico Janiel Melamed, director del Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte, es indispensable revisar las fallas del sistema judicial que, desafortunadamente, terminan beneficiando a las organizaciones delictivas.
Audio: No sólo son patrullajes, opina Janiel Melamed
Desde Las Flores hasta barrios como Ángeles 1, 2 y 3, Juan Mina, La Pradera, Los Olivos y El Pueblito se extiende el tercer corredor de la criminalidad. Este comunica con la Circunvalar de la Prosperidad, área limítrofe de Juan Mina y Galapa y la zona costera de Tubará y Juan de Acosta. Allí las actividades delictivas tienen que ver con la ocupación ilegal de tierras y el narcotráfico.
Actualmente, en sectores aledaños a urbanizaciones como Villa de San Pablo y Villas de la Cordialidad, así como Caribe Verde, se han presentado una serie de incendios que, de acuerdo con informaciones existentes, son para apropiarse de terrenos. Paralelo a esto, ha habido homicidios selectivos.
En el pasado histórico de Barranquilla, años 60 y 70, nacieron barrios como San Roque, Chiquinquirá, Montes, Alfonso López, Loma Fresca, San Isidro y Lucero que en el mapa de la criminalidad hoy están bajo el influjo que bandas delictivas que, a través de grupos de sicarios, disputan las rentas de las extorsiones y el narcomenudeo, lo que mantiene alarmada y preocupada a la ciudadanía.
El quinto corredor delictivo, que desde los años 90 comenzó a crecer, se concentra en barrios como San Felipe, Lucero, Los Pinos, Nueva Granada, Ciudad Modesto, Valle, Bajo Valle, La Esmeralda y La Manga hacia La Paz en la Circunvalar. Allí hay un proceso de retoma y disputa de diferentes bandas.
El corredor de la Avenida Las Torres comprende la Ciudadela 20 de Julio, 7 de Abril y Carrizal, donde están constituyendo una “nueva ruta de la criminalidad” que abarcaría zonas aledañas de Soledad, como Los Robles y Los Almendros. En los últimos dos años se han registrado múltiples hechos criminales, incluidos desmembramientos y los homicidios de tres hermanos.
La violencia allí registrada afecta la seguridad de barrios como Galán y Los Laureles, territorio de Murillo y la carrera 8; las villas de Soledad en la zona de Murillo, el área del arroyo Don Juan, donde mandaban ‘Los Pegasos’, antiguos aliados de ‘Los 40 Negritos’ y Los Treinta Treinta’, bandas que hoy tienen otros nombres. En Santuario, el 29 de enero pasado, masacraron a 4 personas, entre ellas el policía Reynaldo José Orozco, en la tienda y estadero ‘La 8’.
Además de estos corredores en Barranquilla, el expersonero afirma que en Soledad, donde los casos de homicidios vienen creciendo, en 38 barrios se focaliza la criminalidad. En el vecino municipio, el año pasado se registraron 190 homicidios, de estos 178 hombres.
García Medrano alerta que en Barranquilla y Soledad hay “puntos calientes”, entre ellos billares, estaderos, parques y esquinas de barrios, en los que podrían presentarse atentados, pues en esos sitios se reúnen sujetos vinculados a organizaciones delictivas que podrían ser objeto de ataques sicariales. Opina que en dichos lugares debe haber más vigilancia y control de la Policía Metropolitana.
Audio: La orquesta sigue desafinada
Al revisar las cifras de los homicidios, recuerda que en el Atlántico las muertes violentas, que tenían un promedio de 546 asesinatos entre 2018 y 2020, dieron un “preocupante salto” al pasar en 2021 a 739 casos y en 2022 a 735.
A su juicio, esto significa que la “violencia criminal no debe ser abordada como un fenómeno solamente de Barranquilla, sino de toda el Área Metropolitana. Desde ya, todas las autoridades deben analizar lo que está sucediendo en los otros municipios”. Plantea que debe haber “intervenciones permanentes” con estrategias que permitan recobrar el control y la seguridad en las comunidades afectadas.
Audio: Sigue reinando la impunidad
García también señala que las autoridades policiales deben profundizar en saber quiénes son los “actores invisibles” que manejan negocios ilegales y legales, más allá de los señalados jefes de ‘Los Costeños’, ‘Los Pepes’ y ‘Los Rastrojos Costeños’.
Audio: Conocer más al enemigo
Entre enero y marzo de 2022 Medicina Legal reportó 171 homicidios en Atlántico, en esos mismos meses en 2023 hubo 204 casos. La mayoría de ellos en Barranquilla, Soledad -municipio que registra actualmente el mayor crecimiento del accionar sicarial- y Malambo. Frenar la criminalidad sigue siendo una tarea urgente.