Cuatro patentes con impacto en la atención en salud y 27 sistemas en evaluación forman parte de los logros del alma mater, que entró a formar parte de la red centros tecnológicos transformadores de la OEA.
Por José Granados Fernández
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Mary es decisiva contra los trastornos mentales; Patrii es clave contra el glaucoma, enfermedad que puede dejar ciega a una persona; Sepia ROV permite explorar las profundidades del mar y la plaga del Dragón Amarillo hoy no puede camuflarse con facilidad para dañar extensas plantaciones de cítricos.
Así de sorprendentes son estos y otros valiosos avances e inventos que la Universidad Simón Bolívar ha puesto al servicio de la sociedad a través del Centro de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en inteligencia artificial y robótica, cuya sigla ‘AudacIA’ resume el osado plan trazado por el alma mater.
“El reto de nuestra universidad es ir más allá de la misión formadora, avanzando al ritmo de la evolución de la humanidad”, afirma el rector José Consuegra Bolívar; el objetivo primordial es “generar nuevos conocimientos en busca de superar necesidades sociales con el fin de transformar positivamente los entornos de las comunidades”.
En reconocimiento a sus logros, AudacIA entró a formar parte de manera oficial de la red de centros de excelencia en tecnologías transformadoras de la Organización de los Estados Americanos —OEA—, que tiene un “papel esencial en el proceso de conectar a las comunidades con la ciencia y la tecnología y buscar soluciones para problemas de la vida diaria”, destaca Kim Osborne, secretaria ejecutiva para el desarrollo integral del organismo multilateral, quien en Barranquilla presidió la ceremonia de reconocimiento.
AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD
En 2022, la universidad tenía un pequeño laboratorio de prototipaje y dio el gran salto al convertirlo en un Centro de investigación y desarrollo tecnológico, para el que adecuó una moderna sede de 1.200 metros.
Hoy, AudacIA está conformado por un grupo interdisciplinario de 30 personas, entre ingenieros mecatrónicos y robótica; expertos en sistemas inteligentes y biomédica; diseñadores industriales; psicólogos, historiadores, físicos, matemáticos y de otras especialidades que sean necesarias para sacar adelante cada proyecto.
Ellos trabajan en modelos de Inteligencia Artificial —IA— y prototipos funcionales; ayudan a la industria local y nacional; llevan a cabo investigaciones para integrar las tecnologías a la producción industriales y asesoran procesos que puedan ser postulados a fuentes de financiación interna y externa, entre otros planes.
“En Latinoamérica hay mucho talento, y en AudacIA estamos enfocados en que los tomadores de decisión no entiendan estas tecnologías como conceptos de reemplazo, sino de transformación”, dice su director Reynaldo Villarreal González.
Como los obstáculos que puedan surgir en estos procesos son de comunicación, implementación, aceptación y adaptación a las tecnologías, expresa que “nuestra misión es impulsar el uso de estas tecnologías como herramientas transformadoras que impacten a la población en general”.
LOGROS ALCANZADOS
En la práctica, qué es y para qué sirve lo que la Simón Bolívar hace en su Distrito de Conocimiento e Innovación, Eureka, palabra griega que significa “¡lo descubrí!” atribuida al matemático Arquímedes de Siracusa, donde está la sede de AudacIA.
“La Inteligencia Artificial está aquí para ayudarnos, no para exterminarnos”, afirma Steffen Cantillo Molina, ingeniero mecatrónico con maestría en robótica, sistemas inteligentes y biomédica, uno de los investigadores.
Para ello, en AudacIA el ambiente de trabajo está especialmente diseñado para la creación tecnológica: en la entrada hay un impresionante modelo Terminator T-800, de casi 2 metros de altura, similar al androide de la película de Arnold Schwarzenegger, que, en este caso, digámoslo así, vigila tres de los procesos en desarrollo y un sistema de telemedicina ya patentado utilizado en labores oftalmológicas.
Ese dispositivo de inteligencia artificial fue bautizado VART. Ayuda a identificar anomalías y enfermedades oculares en bebés prematuros y ya es utilizado por la Fundación Oftalmológica del Caribe en sus labores diarias, explica Miguel Díaz, diseñador industrial.
En ese ambiente laboral, en un segundo módulo, un portentoso holograma en movimiento sirve para incentivar a los alumnos que llegan en busca de experiencias, interesados en la ciencia y la tecnología. La luminosa figura tridimensional es una “forma real de mostrarles lo que puede lograrse con la conjunción de la ingeniería y el diseño”.
PATENTES Y DESARROLLOS EN MARCHA
“Los logros de AudacIA son una realidad. Sus creaciones, sus inventos, ya están siendo utilizados y han impactado el mercado en favor de la sociedad”, subrayan Díaz y Cantillo.
Con más de 20 publicaciones científicas de alto impacto, el Centro de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en inteligencia artificial y robótica cuenta entre sus logros 4 inventos patentados y 27 en evaluación.
Tiene más de 300 proyectos en desarrollo, entre ellos, la creación de parámetros fisicoquímicos para áreas cultivables; la valoración de ecosistemas marinos con el robot Sepia ROV y la sonda o botella oceanográfica B-Triton que toma muestras de agua a 300 metros de profundidad; los inventarios industriales a gran escala y la detección de juntas de vías férrea en mal estado.
También trabajan en temas de Turismo, como el diseño de una plataforma para esta actividad en La Guajira; en la música, con un sistema de inteligencia artificial para aprender a tocar acordeón y la gaita como expresión cultural, o la creación de obras de arte que cobran vida y sonido, como lo hicieron con las pinturas del maestro Jorge Serrano.
Otro de esos desarrollos está ligado a la agricultura del Departamento del Atlántico. El ingeniero Cantillo Molina explica que trabajan en la detección temprana del Dragón Amarillo, enfermedad bacteriana que afecta a los cultivos de limones, naranjas y mandarinas.
Utilizando la biotecnia, con una aplicación, fotografías de las hojas de estos árboles y algoritmos avanzados, pueden identificar la salud de un cultivo detectando la plaga de manera temprana para controlarla.
MARY Y PATRII, GRANDES AYUDAS
En materia de salud, además del sistema VART, la Universidad Simón Bolívar puso al servicio de la comunidad los modelos de inteligencia artificial Mary y Patrii.
Beatriz Buitrago, especialista en criminología y psicología forense, explica que Mary es utilizada para identificar factores de riesgos mentales, a través de las llamadas escalas de ansiedad y depresión de Goldberg. La IA recibe la información de un paciente y cuando encuentra factores asociados a riesgos mentales, alerta para que se dé una intervención inmediata.
“Mary, como sistema de IA, no reemplaza a nadie; lanza una alerta que es valorada por un psicólogo o psiquiatra que es el que diagnostica”, dice Buitrago.
Este sistema de inteligencia artificial, como instrumento de apoyo, permite optimizar recursos y agilizar los procesos de atención que son tediosos o retardados en nuestro colapsado sistema de salud.
“En este escenario, complejo, difícil, puede haber muchos casos de depresión y ansiedad que no son atendidos porque las personas no tienen acceso a los programas de salud mental. Con la información procesada y sus alertas, Mary ayuda a mejorar esos niveles de atención oportuna”, explica la psicóloga.
Y en materia de lucha contra el glaucoma, Patrii ayuda a prevenir esta enfermedad incapacitante en su estado más avanzado.
En un prediagnóstico, el software con inteligencia artificial analiza los exámenes de los ojos de un paciente. Posteriormente, los resultados, valorados por especialistas, arrojan un 98% de certeza en la detección de la enfermedad.
“La ventaja de tener a Patrii es que muchas veces se necesita un diagnóstico rápido del glaucoma y en eso la IA actúa de manera oportuna como un triage”, comenta Díaz.
Patrii como IA está patentada. También la utiliza la Fundación Oftalmológica del Caribe en la atención mensual de cientos de pacientes.
“En AudacIA, más que transferir, cocreamos tecnología. Queremos culturizar a la industria y a quienes tengan la necesidad de estas tecnologías, con el fin de lograr un mejor estilo de vida y entender que son herramientas que abren las puertas a nuevas soluciones. El profesional debe vivir y adaptarse a cómo funcionan la inteligencia artificial y la robótica, cómo utilizarlas, y no preocuparse en cómo sustituyen lo que yo hago”, reafirma el director Reynaldo Villarreal.
Créditos fotográficos: Departamento de Comunicaciones Unisimón.