Desde el 29 de enero asisten a la escuela, pero nadie les enseña. En las abandonadas instalaciones no tienen ni agua potable, pese los $1.500 millones que invirtió la Gobernación en este corregimiento.
Por José Granados Fernández
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“Yo para este monte no vengo; a mí me nombraron para una escuela en área urbana”.
La grosera expresión de la profesora que acababa de llegar a la escuela San José de Villa Lata, corregimiento de Piojó, les dolió a los padres de familia presentes en las instalaciones donde estudian 24 alumnos de postprimaria (grados 6° a 9°), que desde el 29 de enero, cumplidamente, van a su salón, pero no tienen quien les enseñe matemáticas, naturales (física y química), inglés, ética y valores, sociales, educación física e informática.
Al día siguiente, martes, la docente enviada por la Secretaría de Educación Departamental no regresó.
Hoy, cuando 30dias.co llegó a Villa Lata a primera hora de la mañana, 17 de los 24 estudiantes estaban reunidos solos en su vetusta aula de clases.
Estudiaban por su cuenta. Por momentos, el profesor Álvaro Villanueva González, un experimentado maestro de 32 años en el magisterio, responsable de educar a los alumnos de 2º a 5° grado, salía a “echarles un ojo”. Hacía las veces de prefecto de disciplina.
El mundo educativo al revés
Hace una semana, en un plausible anuncio, el gobernador Eduardo Verano les ordenó a la Secretaría de Educación y a los rectores que “salieran a buscar” a los niños y adolescentes para que “no se queden en sus casas o se dediquen a otras cosas distintas al estudio”.
“La orden es no dejar a ningún niño por fuera del sistema escolar”, anunció el mandatario al impartirle la orden al secretario Leyton Barrios, quien llegó a ese cargo después de fracasar en su intento por reelegirse concejal de Barranquilla.
Pero ¡oh sorpresa!, en Villa Lata, contra todo pronóstico, aun con la desmotivación que puedan tener por el deterioro de su colegio, son los estudiantes los que quieren estar dentro de sistema escolar: ellos buscan, imploran, exigen y reclaman que la Gobernación les envíe un profesor.
Sugeydi, Jairo y Jhosmara se quejan de que han “perdido el primer periodo de clases” y de que cada semana les han “dicho mentiras, porque nos anuncian que el lunes, que el martes, llega el profesor, pero nada que aparece”.
Con una expresión más castiza, su compañera Laura afirma que este año “todo se jodió”. La joven compara lo que hoy les sucede con las clases que el año pasado recibieron del profesor Antonio López: “él nos daba todas las materias, íbamos bien en el colegio”.
“Todos estamos preocupados”
Ayer, 11 padres de familia, en diálogo con 30dias.co, reclamaron el “nombramiento urgente” del docente de postprimaria.
La acudiente Kelly Vega dice que les preocupa el atraso de sus hijos. “Nos tienen con el cuento de que ya viene; que vino y no aceptó y se fue, entonces los pelaos se están atrasando”, enfatiza.
“No aceptan —agrega— que los mandemos a Piojó, con el cuento de que se llevan la postprimaria de aquí, pero no se justifica que nuestros hijos estén sin profesor. Además, como están sin maestro, si a mi hijo le pasa algo… quién me responde”.
Cindy Bandera, testigo de la desobligante expresión que lanzó la profesora que duró un día en la escuela, y su marido José David Ortega preguntan por qué si los alumnos llegaron a clases desde finales de enero y les dijeron que iban a nombrar otro docente, “no les han cumplido”.
“Ellos son los perjudicados, porque ya tienen el primer periodo perdido”, insisten.
Sin agua ni meriendas
La de Villa Lata es una vieja escuela sin cerramiento, de rejas oxidadas, paredes chorreadas por la humedad, techo poroso en invierno y pupitres de triplex descascarados por el paso de los años.
En el salón de 6° a 9° los libros para estudiar las diferentes materias están arrumados, aunque ordenados, sobre tres sillas inservibles. No hay un armario para guardarlos.
La infraestructura del colegio muestra lo contrario a lo que anunció el gobernador Verano, cuando dijo que esperaban a todos los estudiantes, porque los colegios “tienen la capacidad logística” para atenderlos.
Pues, en Villa Lata los alumnos se quejan hasta de los tableros. ¿Cómo estudiar informática si no hay computadores ni un salón para esa materia? El que tenían destinado para ello está totalmente destrozado, en escombros, en la entrada de la escuela. El salón de preescolar, donde estudian niños de cero a 1º grado tiene una pared cuarteada. Todo un peligro.
Además, en medio de la resequedad del sofocante verano que se palpa en cada finca y parcela, la escuela San José no tiene agua potable; el resto del corregimiento tampoco recibe el servicio a pesar de que el año pasado la administración de la gobernadora Elsa Noguera invirtió $1.500 millones para que el abastecimiento fuera 24/7.
¿Por qué Triple A no le suministra agua a Villa Lata?
“Hoy completamos 12 días sin el servicio. En los primeros dos meses el agua llegó a las casas, pero después dijeron que iban a hacer un mantenimiento y nos lo quitaron”, se queja Sindy Barrera. En su momento ella aplaudió y agradeció que les hubieran conectado el servicio.
Los padres de familia explican que “el agua llega al colegio en un carrotanque de la Triple A que viene cada semana. Los muchachos no pueden usar los baños y para tomar agua deben ir donde los vecinos”.
También denuncian que la alimentación para los alumnos es nula. Aseguran que el año pasado sólo durante septiembre y octubre les llevaron las meriendas. “En esos meses les daban una lecherita, un pan y una naranja, en el resto del año nada”.
En medio de estas vicisitudes, en la parte académica los padres de familia, al igual que Laura, echan de menos al profesor Antonio López, quien durante 8 años, sin importarle las lluvias intensas o los calores sofocantes, viajaba de Barranquilla hasta Villa Lata, un recorrido de casi dos horas. Lo hizo tan bien que sus alumnos después se destacaban en el bachillerato municipal, en los grados 10º y 11°.
“El profe López fue excelente, muy dedicado. Mire que mi hijo Diego Andrés Angulo se ganó una beca cuando fue al colegio de Piojó y hoy estudia ingeniería industrial en la Universidad del Atlántico”, testifica su mamá Kelly Heredia. Igual de aventajadas fueron las alumnas Mileidy Barros y Yulima Bonifacio.
Estudiantes y padres de familia esperan que les nombres un docente decente, como Villanueva y López, no como la que llegó a insultarlos.