Escombros y basuras en el separador de la 3B con Murillo.

Los basureros incontrolables que crecen en los 9.5 kilómetros del Transmetro

Pese a que en el Código de Policía existe la prohibición de tirar desechos en áreas públicas, nadie hace cumplir las normas y el sistema se afecta.

Por José Granados Fernández
X @JoseGranadosF

—Hija, con cuidado, pasa por acá… por lo limpio.

Presurosa, la madre camina detrás, esquivando las pilas de escombros, sacos con aserrín, troncos secos y pedazos de madera. Es una escena normal, en un día normal, donde la basura se ha vuelto parte del paisaje urbano, en reemplazo de lo que debería ser un bonito jardín con matas florecidas.

No es un terreno baldío ni un área enmontada: es la carrera 3B con la Troncal Murillo, ni más ni menos, un tramo de los 9.5 kilómetros de extensión que tiene el Sistema de Transporte Masivo, Transmetro, que presta sus servicios desde 2010 en Barranquilla y Soledad.

—Uno tiene la boca rajá de tanto decirles a los tipos estos… que no echen la basura ahí, pero siguen… y siguen, sin que nadie les diga nada, ¡nadie! Ni los policías, si los ven, se paran a espantarlos, se queja Tony, a secas, vecino del barrio Villa Blanca.

—Aquí comenzaron tirando, hace años, uno que otro saco con escombros y mire por dónde va esta vaina, ya llegan hasta allá al frente, dijo señalando el andén que está detrás del megacolegio Olga Emiliano, carril norte sur del sistema de transporte, donde también había pilas de desechos.

Los basureros que afean Transmetro se suman a la crisis operativa, en manos de los concesionarios Sistur y Metrocaribe, por los buses sucios, desvencijados, inseguros y con aires acondicionados deficientes. De una flota de 284, cerca del 42% de éstos, unos 120 articulados y busetones, están dañados.

LA CIUDADELA, MUY MAL

La crisis de las basuras regadas a lo largo de las troncales de Transmetro es responsabilidad de la empresa como primer doliente; de la Policía Nacional, que no hace cumplir la Ley 1801 de 2016 en cuanto a la mala disposición de desechos; de Control Urbano, que no vigila los lotes particulares convertidos en depósitos de inservibles, y de Barranquilla Verde que, más allá de ser un botín burocrático de los concejales, no protege el medio ambiente.

30dias.co recorrió el sistema en tres días diferentes para este informe.

Desde el Portal de Soledad, paralelo al caos vial que existe en ese Municipio por la invasión de los carriles del sistema de transporte masivo de parte de motos, vehículos particulares, camiones, motocarros y buses, se observa que es notorio el desaseo en ambas aceras de la Troncal Murillo por el amontonamiento de basuras.

Ya en Barranquilla, la zona más crítica está en la Ciudadela 20 de Julio. Allí, además de los desechos que comerciantes cochinos acumulan en los andenes, el amplio bulevar entre las carreras 1 y 4 está deteriorado, descuidado. En este tramo hay 3 depósitos de basuras: en las carreras 1E, 2B y el de la 3B, en los que la Triple A recoge permanentemente toda clase de desechos y animales muertos.

Los datos del tonelaje de basuras recogidas en estos tres lugares no los tenía disponible la compañía de aseo.

—Uno ve que a la gente no le causa nada vivir en medio de basureros, dice molesta Ana Molinares, también vecina de Villa Blanca. A la pregunta de si hace falta autoridad, responde moviendo sus manos para acentuar lo que dice: —¡Claro! Aquí ven a los carretilleros tirando basuras o a los carros de mula que van y vienen echando escombros y no hay autoridad que valga.

Su queja es más que justificada, porque en el Artículo 111 del Código de Policía y Convivencia Ciudadana, que la misma Policía no hace cumplir, está la herramienta legal para ponerle fin al mugrero que se esparce por el Transmetro.

Esta parte del articulado, denominado Comportamientos contrarios a la limpieza y recolección de residuos y escombros y malas prácticas habitacionales, tiene 11 causales por las que deben aplicarse sanciones, desde sacar la basura en horarios no autorizados, arrojar residuos sólidos y escombros en sitios de uso público y disponer inadecuadamente de animales muertos, entre otras. Complementan el artículo tres parágrafos sobre las medidas a adoptar contra los infractores, pero una cosa dice la ley y otra es la sucia realidad de los basureros.

MÁS DESPERDICIOS

Cuadras más adelante, en la Murillo con la 7C, contigua a la Estación Buenos Aires otro basurero se reproduce. No está en el bulevar, sino en uno de los espacios remanentes del Transmetro.

En vez de ser un área acondicionada con juegos biosaludables o bancas para que los vecinos la disfruten, lo que existe es un basurero que constantemente llenan con podas de árboles y escombros. Allí, los perros callejeros calman su hambre y las palomas que anidan cerca llenan sus buches con desperdicios comestibles.

Residentes del sector se duelen del “deterioro de la calidad de vida” que sufren debido a la “proliferación de ratas en las noches y la podredumbre”.

En la 8C la punta del bulevar ha sido por años otro sitio para tirar podas y escombros.

En la carrera 13C, debajo de los árboles, varios metros del separados están llenos de piedras.

La ausencia de la Oficina de Control Urbano se refleja en lo que sucede en la carrera 20, parte trasera de la Unidad Médica de la EPS Sanitas: en un lote abandonado, medio cerrado con un plástico verde roto, hay una enorme pila de basuras sobre la acera. A estado allí por meses, a escasos metros de la Estación La Veintiuna. Nadie entiende cómo ninguna autoridad, policial, ambiental o administrativa, ha tomado medidas para acabar con esa inmundicia en el espacio público.

—Es una especie de florero maluco, pero todos se acostumbraron a ver ahí la pila de basuras y escombros, se burlan los transeúntes.

En el bulevar de la carrera 26, donde comienza la Estación Atlántico, hay otra escombrera; al igual que en la carrera 37, donde termina la Estación Chiquinquirá, frente al Cementerio Universal.

HASTA EN OLAYA HERRERA

En los recorridos, 30dias.co encontró que ni la Troncal Olaya Herrera, hacia el norte, escapa a los basureros. Por años, en el separador de calle 62, después de la Estación Alfredo Correa De Andréis, ha existido un depósito de escombros, muebles viejos, etc. que ningún gerente de Transmetro ha sido capaz de erradicar.

Yendo hacia la Estación de Barranquillita el panorama no cambia por la acumulación de basuras en los andenes.

En las cifras que el sistema de transporte da sobre su infraestructura, Transmetro informa que cuenta con 88.2 kilómetros de espacio peatonal. Pero hasta eso se ha ido perdiendo con el paso de los años: entre las carreras 1 y 8 en los andenes proliferan las ventas de motos y otros negocios; entre las carreras 43 y 44 el área para los transeúntes es usada para parquear más de 15 motos, y los dueños de empresas y bodegas en la zona parquean sus carros y camionetas en el espacio público. Les tapan las placas para evitar las multas. Tampoco hay hay autoridad que diga nada.

Recientemente, el alcalde Alejandro Char, consciente del deterioro en que encontró el sistema, anunció que comenzarían a recuperar las primeras estaciones con una inversión de $1.950 millones “para garantizar un servicio seguro y de calidad para el usuario”, pero hay mucho más por hacer.

Sobre los basureros, Transmetro anunció a 30dias.co que tomarán medidas interinstitucionales para ponerles fin.

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