La iniciativa presentada al Instituto Nacional de Salud plantea que se analicen variables ambientales, sociales y datos epidemiológicos con el fin de tomar decisiones informadas en tiempo real.
Ante la emergencia sanitaria por la fiebre amarilla decretada por el Gobierno Nacional, la Universidad Simón Bolívar puso a disposición del Instituto Nacional de Salud, INS, herramientas de Inteligencia Artificial, IA, para hacer frente al brote epidémico que ya ha causado muertes.
El Ministerio de Salud justificó la emergencia porque entre 2024 y lo corrido de 2025 ya van 84 enfermos en los departamentos del Tolima, Huila, Cauca, Nariño, Putumayo, Caldas, Meta, Vaupés, Guaviare y Caquetá; de ese total de enfermos, 37 murieron por causas asociadas a esta patología que es transmitida por mosquitos de los géneros Haemagogus y Sabethes, en su ciclo selvático, y Aedes aegypti, en áreas urbanas.
La Unisimón considera que las universidades con capacidades científicas robustas pueden colaborar en la vigilancia y el control de la enfermedad.
Luis Ortiz Ospino, vicerrector de Investigación, Extensión e Innovación (e), informó que sostuvieron una reunión con la directora del INS y le propusieron desarrollar desde Barranquilla, en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico, AudacIA, una plataforma de IA que permita “predecir el comportamiento del virus, utilizando variables ambientales, sociales y datos epidemiológicos para anticipar la expansión del brote y tomar decisiones informadas en tiempo real”.
Recordó Ortiz que la Unisimón también cuenta con equipos de secuenciación genómica en su Centro de Investigaciones en Ciencias de la Vida, CICV, que pueden servir para identificar variantes del virus en el país, al igual que el diseño y la validación de pruebas moleculares que diagnostican casos positivos de dengue, enfermedad transmitida por las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus (Tigre Asiático).
“Son pruebas adaptables a cualquier arbovirus y en menos de cuatro semanas podríamos estar listos para trabajar con fiebre amarilla”, subrayó el profesor Lisandro Pacheco Lugo, biólogo Ph.D. en Bioquímica y Biología Molecular.
La institución de estudios superiores informó a 30dias.co que estas técnicas facilitarían anticiparse a brotes, establecer cercos epidemiológicos y priorizar la vacunación en los territorios afectados.
“Podemos hacer monitoreo directo en mosquitos para detectar la presencia del virus en zonas donde aún no se han reportado casos”, sostuvo Pacheco.

Unisimón destacó que los diagnósticos actuales se pueden complementar con estudios que durante 15 años han documentado la presencia en zonas urbanas y periurbanas del Caribe colombiano de mosquitos del género Haemagogus, tales como Haemagogus equinus, una especie que se encuentra en áreas rurales y selváticas donde se transmite el virus de la fiebre amarilla.
“Estos hallazgos están publicados en revistas científicas nacionales, el primero en 2008; y evidencian una adaptación progresiva de los mosquitos al ambiente antrópico, lo que hace más urgente el fortalecimiento de la vigilancia entomológica”, destaca el profesor Ronald Maestre Serrano, líder del grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas y Tropicales de Unisimón.
Recordó la Universidad Simón Bolívar que, si bien la vacuna contra la fiebre amarilla existe desde finales de 1930, la letalidad del virus en el actual brote epidémico ronda el 50% de las personas no inmunizadas.
Por eso es necesario aumentar la cobertura y fortalecer la vigilancia epidemiológica, una labor en la que es clave la capacidad científica de las universidades. Maestre, Ph.D. en Medicina Tropical, estima que las medidas del Gobierno buscan ampliar las coberturas de vacunación en las áreas afectadas para prevenir que se restablezca la transmisión del virus en su ciclo urbano: desde 1942 no se registra uno en el país, pues se ha mantenido en ciclo selvático.
“No obstante que un paciente puede debutar con una sintomatología inespecífica hasta con una hemorragia mortal, en los diferentes niveles de atención en salud deben tener claro que la principal manifestación clínica es la fiebre, que puede acompañarse de malestar general, dolores de cabeza y espalda, mialgias generalizadas, náuseas y mareos, y posible disociación entre pulso y temperatura”, añade el profesor Wilmer Villamil Gómez, magíster en Entrenamiento en Epidemiología de Campo y doctor en Medicina Tropical.