Desmadre del narcotráfico en el país sigue favoreciendo las economías ilegales y aumentan la violencia y los asesinatos, alerte el informe de 2023 de la agencia UNODC de Naciones Unidas.
Por José Granados Fernández
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El negocio criminal de la cocaína sigue sin control en Colombia: en 2023 la producción alcanzó un récord con 2.664 toneladas, 53% más que en 2022 cuando fue de 1.738; a la par, las áreas cultivadas con matas de coca llegaron el año pasado a 253.000 hectáreas, 23.000 más que en 2022.
Tan grave como lo anterior es que, por la expansión de este escenario delictivo, en 19 de los 32 departamentos en que está dividido el país, es decir el 59.3% del territorio nacional donde se concentra la producción de cocaína, crecen las economías ilícitas y los crímenes. Cada vez Colombia es más un narcoestado.
“La nueva geografía de la coca parece estar favoreciendo la consolidación de territorios en donde la intensificación del fenómeno coincide con un aumento de la violencia contra líderes sociales, el incremento de actividades conexas al cultivo, un deterioro general de las condiciones de seguridad y un aumento de la presión contra comunidades vulnerables como son los pueblos indígenas y afrocolombianos, y en algunos territorios emergen y se consolidan otras actividades ilícitas”, advierte la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, en su Informe de 2023 sobre los cultivos de coca en Colombia.
En 2020 había 143.000 hectáreas sembradas con coca; la producción fue de 1.228 toneladas.
APENAS INCAUTAN EL 28%
Cuando la UNODC habla de una producción potencial de 2.664 toneladas el año pasado se refiere a cocaína pura y lo hace sobre el supuesto de que todas las hectáreas sembradas son cosechadas para producir este estupefaciente. En su análisis explica que de esa cantidad no descuenta las 746 toneladas, de pureza desconocida, incautadas por las autoridades colombianas en 2023 que, aunque fue una cifra récord, apenas representa el 28% de toda la producción calculada.
En cuanto a las regiones, las Naciones Unidas dicen que, a diferencia del incremento registrado entre 2021 y 2022 que estuvo “fuertemente concentrado” en el departamento de Putumayo, en 2023 “el crecimiento fue más generalizado” y 16 de los 19 departamentos con sembradíos de coca “mostraron tendencia al incremento”; Cauca y Nariño fueron los más afectados.
Aunque las Naciones Unidas no lo dice, este hallazgo concuerda con las críticas al gobierno del presidente Gustavo Petro sobre la falta de acción para enfrentar a las bandas criminales y los grupos guerrilleros hoy convertidos en carteles de la droga aliados a organizaciones criminales mexicanas.
La UNODC indica que en el país se mantienen 15 enclaves productivos que concentran el 39% del área con coca.
El reporte alerta sobre las zonas de expansión, territorios en los que la presencia de cultivos de coca fue registrada en los últimos 3 años. “40% de los territorios en esta categoría se ubican en la región Pacífico, siendo Cauca y Chocó los departamentos que presentan mayoritariamente lotes nuevos, pero no dispersos sino conformando núcleos con densidades de siembra, incluso mayores a 12 ha/km², es decir condiciones similares a las reportadas en los enclaves productivos que son escenarios de alta complejidad para la intervención”.
Las Naciones Unidas reseña que el 48% de los cultivos cocaleros se localizan en zonas de manejo especial: el 4% en Parques Nacionales, el 10% en resguardos indígenas; el 14% en zonas de reservas forestales y el 20% en tierras de las comunidades negras.
“El cultivo de coca y la producción de cocaína continúan siendo amenazas para la conservación de la diversidad biológica y cultural”, advierte.
ECONOMÍAS ILÍCITAS
En 2023, señala la UNODC, se evidencian 43 centros poblados situados dentro de enclaves productivos de cocaína, de los cuales uno tiene categoría de cabecera municipal: El Tarra, en Norte de Santander. Y llama la atención que la cantidad de hectáreas sembradas con coca a menos de 12 km de un centro poblado pasó de cerca de 189.000 hectáreas en 2022 a 209.000 en 2023.
En 2013 esa cantidad era de unas 37.000 hectáreas.
“La relación entre la coca y los centros poblados más cercanos es importante no sólo por la dependencia de las economías lícitas de los recursos generados por las ilícitas, sino por la diversificación de los bienes y servicios a los que se puede acceder con estos recursos ilícitos; aunque esto puede estar generando incentivos potentes para mantener las actividades ilícitas en el territorio (…).
“Existen municipios en los cuales la economía ilícita del mercado llega a representar más del 42% frente a la economía licita”, alerta.
CAUCA: AMAPOLA, MARIHUANA Y ORO
El informe sobre los cultivos de coca en 2023 recuerda que en Colombia la violencia persiste después de la firma del Acuerdo de Paz debido a que grupos criminales como el ELN, el EPL, las Autodefensas Gaitanistas y las disidencias de las FARC “continúan activos y vinculados al crimen organizado transnacional, enfocándose en la producción y tráfico de cocaína”.
Esta situación ha convertido a algunas regiones, que coinciden con las zonas de concentración, en puntos estratégicos para actividades ilegales, intensificando el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas, lo que perjudica la economía local y dificulta el control de la ilegalidad, subraya la UNODC.
“Las interacciones entre grupos armados ilegales y el crimen organizado transnacional están generando cambios estructurales en las relaciones de poder, lo que conduce a una alta disponibilidad de financiación y especialización productiva en áreas estratégicas. Este fenómeno refuerza las redes de producción y tráfico de cocaína, y podría ser la causa de disputas armadas en ciertas regiones”.
En su análisis, las Naciones Unidas se refieren especialmente al caso del Cauca donde “convergen diferentes delitos”, como la explotación ilegal de oro y los cultivos de amapola, para producir heroína, y de marihuana, también en crecimiento.
En este Departamento el área sembrada con coca “se quintuplicó en los últimos diez años”, más en la zona montañosa que en la costera, aunque aún no completan la condición de permanencia para ser considerados un nuevo enclave cocalero.
“El alto interés por los réditos de las actividades criminales se ha convertido en uno de los principales incentivos para concentrar en el Cauca la presencia de grupos armados ilegales. Según datos de la JEP, en 2023 se configuró un escenario de violencia provocado por la acción de las disidencias de las Farc presentes en el territorio con las estructuras coordinadas por ‘Iván Mordisco’ y la Segunda Marquetalia, a lo que se suma la injerencia de la guerrilla del ELN, con los frente Suroccidental y Occidental. La influencia de los grupos armados ilegales en el Cauca ha venido intensificando la violencia, afectando de manera particular a los municipios con cultivos de coca”, agrega el informe.
Uno de esos fenómenos no controlados por el Estado en el Cauca son los homicidios de líderes sociales que se han incrementado, de manera sustancial, desde 2017 hasta 2023: en ese lapso, 252 fueron asesinados.
Créditos:
Informe del Monitoreo de las Naciones Unidas sobre los cultivos de coca en Colombia.
Infografías de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC.